Denim ‘reloaded’: reinventar la industria para actualizar un clásico de la moda

Como viejo rockero de la moda que es, el denim no muere, sólo se transforma. Con el fin del siglo XX se cerró también una etapa en la moda: terminó la era del prêt-à-porter y, de rebote, la del boom de las marcas del denim. El fast fashion tomó el mercado de la moda y engulló todos sus subsectores, incluido el denim, al que relegó a la categoría de commodity. Pero el fast fashion también le fue favorable: su necesidad de constante renovación fue alimentando a este básico con más diseño y más moda. En lo que va de siglo, el denim tropezó también con el athleisure, al que respondió con el skinny jean, cuyo éxito terminó como un lastre, paralizando la rotación. También se dio de bruces con la oleada eco, que impactó en una industria que teñía los ríos de azul y que causaba graves enfermedades a sus trabajadores. El denim lleva más de una década sumido en una profunda transformación que ahora le ha resituado en la vanguardia de la moda en diseño, innovación y sostenibilidad. Vuelve a sonar Sympathy for the devil. Remasterizado.

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Denim, la materia prima que define al producto

“¿Realmente ha perdido impulso el denim?”, pregunta Guglielmo Olearo, director general de Denim Première Vision. “Últimamente he visto denim en todas partes, incluso en las pasarelas, todas las marcas incluyen ahora prendas de denim en sus colecciones”, sostiene el directivo. Según Olearo, “ya no son sólo los actores históricos del denim, sino también los grupos de lujo, las marcas de moda, así como las marcas de los diseñadores más pequeños y los pure players, todos ellos quieren además desarrollar artículos creativos con este material, desde el clásico vaquero de cinco bolsillos a faldas, camisas e incluso punto”.

El ejecutivo, que el año pasado asumió el liderazgo de la feria textil especializada en denim, califica esta industria de “vibrante” (“vibrante en mayúsculas”, matiza). “A pesar de muchos factores que afectan a la industria, como la situación turca o brasileña o la producción excesiva, el interés por el denim está creciendo y el pronóstico para los próximos cinco años es generalmente positivo”, asegura el directivo. Olearo señala que después de varios años de desaceleración, el mercado del denim está recibiendo una nueva dinámica que ya se observa en Estados Unidos, donde se prevé un aumento del 4% del consumo de denim en 2018.

El mercado global de prendas vaqueras generó ventas en 2016 por valor 93.000 millones de dólares (81.005 millones de euros), según la empresa de estudios de mercado NPD. Y se prevé que, en 2022, el mercado del denim se sitúe en 105.000 millones de dólares (91.460 millones de euros), tras crecer una media anual del 2%, según Euromonitor International. El 81% de las ventas se realizan en Europa y en Estados Unidos, con lo que el crecimiento de la industria también se beneficiará del desarrollo de nuevos mercados de consumo de denim como Asia y América Latina.

 

Ante el feroz avance del fast fashion y el liderazgo que tomó el athleisure, el denim frenó la escalada de la segunda mitad del siglo XX. Convertido en jeans, en camisas o en cazadoras, el denim ha sobrevivido a modas, guerras y enfrentamientos sociales pasando de tribu urbana en tribu urbana gracias a sus atributos, pero también a sus características industriales, que le convierten en un tejido barato y moldeable. Desde que Oscar Levi Strauss comercializara los primeros vaqueros a finales del siglo XIX, las innovaciones en esta prenda fueron sucediéndose en las décadas siguientes: los monos de denim hechos por Levi Strauss saltaron de los mineros a los agricultores, pasando por obreros del ferrocarril o vaqueros.

Gracias a innovaciones como los remaches en los puntos de tensión de los pantalones (de donde nacieron los Levi’s 501) o la invención del sanforizado (procedimiento que hace que el pantalón no encoja) por parte de Lee en 1919 o, incluso, la introducción de la cremallera en 1926 también por parte de Lee, los vaqueros ganaron durabilidad, pero también comodidad. Y la innovación quedó aquí. La llegada de los jeans a Europa, la era dorada de Hollywood, la contracultura de los sesenta y las sucesivas tribus urbanas, simplemente, extendieron el mercado del denim.

La década de los setenta llevó al denim a un nuevo nivel para convertirlo en marca y objeto de culto. El boom de las marcas se produjo en las décadas de los setenta y los ochenta. Algunas de ellas, como Wrangler o Lee, a nivel internacional, o Lois, en el mercado español, ya existían con anterioridad, pero fue en estas dos décadas cuando alcanzaron sus máximos índices de popularidad. De hecho, el mito de los jeans se asienta sobre el selecto club de las Big Three, compuesto por Levi’s, Wrangler y Lee. En torno a ellas, iniciaron su andadura enseñas italianas como Diesel o Replay y francesas como Liberto, Marithe et François Girbaud o Chevignon. En España, la juventud de la Transición cambió la pana por el denim. Marcas locales como Pepe Jeans, Pepe Pardo (propiedad de Liwe Española y embrión de la cadena Inside), Cimarron o Lois vivieron años de esplendor.

Si Levi’s fue la marca de los cincuenta y los sesenta y Wrangler la de los setenta; Diesel, la de los ochenta y los noventa. Pero, ¿cuál fue la marca de vaqueros de los dos mil? Pregunta de difícil respuesta. Ni los expertos consultados por Modaes.es han sabido ponerse de acuerdo: quizás 7 for All Mankind, Cheap Monday, Citizens of Humanity o la incombustible Levi’s. No hay cuórum porque el arranque del siglo XXI en denim fue capitalizado por el fast fashion. Los vaqueros, en las primeras décadas de siglo, fueron de Zara, H&M y Gap.

 

Cambio de paradigma

El auge de la gran distribución también presionó los precios a la baja, con etiquetas que pueden llegar a los siete dólares en un retailer como Kmart o a los 9,95 euros en las estanterías de H&M. Un estudio de Aroq Limited de 2014 aseguraba que, en Estados Unidos, un par de jeans costaba una media de 25,02 dólares (19,7 euros), un 0,8% menos que en el mismo mes del año anterior, cuando se situaban en 25,86 dólares (20,4 euros). Aquel año, la cifra de negocio del segmento alto del vaquero, de prendas de más de 75 dólares, retrocedió en el mercado estadounidense un 19% respecto al mismo periodo del año anterior. El segmento medio alto, de hasta 75 dólares, también perdió cuota de mercado, pasando del 12,3% en agosto de 2013 a un 9,2% un año después.

El parón de la industria fue más que evidente. Levi Strauss, el estandarte de esta industria, alcanzó en 1997 un total 7.000 millones de dólares en ingresos, una cota que nunca más ha vuelto a superar. Entre 2001 y 2010, el grupo estadounidense no consiguió sobrepasar la barrera de los 4.500 millones de dólares. En un artículo publicado por la Harvard Business Review, Chip Berg, consejero delegado de Levi Strauss, aseguraba que su objetivo es llevar la empresa a los 10.000 millones de dólares. “Levi’s perdió la generación de los consumidores a principios de los 2000, pero hoy nuestros consumidores son más jóvenes que nunca, así que estamos ganando impulso a medida que los traemos de vuelta”, aseguraba el directivo.

“El mercado se transformó cuando cambió el precio”, señala Borja Viedma, al frente de Six Valves. “Antes todos los vaqueros valían más o menos lo mismo, unas 12.000 pesetas, mientras que ahora los hay desde quince euros hasta 180 euros o incluso más”, apunta el empresario. Según Viedma, el mercado del denim “se ha extendido muchísimo y la gente también lo sabe apreciar”, además que retailers como Inditex o Gap han acostumbrado al consumidor a encontrar buenos productos a un buen precio. “Al final, nuestros competidores son los especialistas, buscamos al que busca marca, pero el trocito de mercado cada vez es más pequeño”, apunta.

 

El fast fashion abarató y convirtió en commodity una prenda que había llegado, como tal, a su punto de saturación. Y es que, a las puertas del siglo XXI, los vaqueros apenas habían evolucionado en materiales y forma, siendo muy parecidos a las prendas de un siglo atrás. A finales de la década de los noventa, la industria ya había empezado a reaccionar poniendo el foco en los acabados: jeans nevados, jeans con lavado químico, jeans desteñidos… Pero quien sacó partido de todo ello no fueron las marcas consolidadas, sino los gigantes de la distribución, que fueron los que continuaron extendiendo esta industria y que reposicionaron a las firmas especializadas al segmento premium, un terreno difícil de defender.

“Antes se diseñaba un par de vaqueros para varias campañas y ahora son varios para una sola campaña, ahora se valora un denim más sofisticado”, asegura Viedma. Según el ejecutivo, hace veinte años, una campaña consistía en cinco o seis modelos, dos de hombre, dos de mujer y un complemento, ahora constan de, al menos, unas 300 prendas. El empresario señala también que antes se precisaban diez tejidos para elaborar la colección mientras que ahora se necesitan cincuenta.

La diversidad de precios concluyó en una confusión entre marcas, canales y posicionamientos. El estudio Price and perceived product quality: a comparison of denim jeans in three price categories, elaborado por un equipo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte concluyó que el precio no era significativo de la calidad de una prenda de denim.

El documento analizó las características de prendas vaqueras de tres rangos diferentes de precios y determinó que los rangos de precio no se ajustan a los tecnicismos, como resistencia o durabilidad, sino a otros elementos como la marca, el diseño o el patronaje. En este mismo sentido, un estudio de Euromonitor, sentenciaba que el consumo había derivado hacia jeans de precio bajo o moderado sin grandes logos y esto había provocado una confusión cada vez mayor entre los jeans de gama alta y los económicos.

Por otro lado, el skinny jean fue, en un primero momento, un revulsivo para activar un mercado agotado y entroncó con el auge del athleisure. Fue el primer modelo innovador que lanzó la industria en décadas: en diseño, en estructura, en materiales y en acabados. Pero diez años sólo de skinny jean volvieron a colocar a la industria del denim en punto muerto. En las ferias, en las pasarelas, en las revistas de moda, incluso en las tiendas fast fashion se veían otras formas: volvían los rectos, los boyfriend, las patas de elefante. Pero el mercado se resistía al cambio. Hasta ahora.

Las nuevas generaciones continúan siendo usuarias de prendas vaqueras, pero están cambiando la forma en que las usan, porque tienen un conocimiento diferente sobre la historia de esta prenda. “Para ellos, el denim es ahora más un artículo de moda que sigue las tendencias creativas que un producto especial que conserva durante años”, explica el director general de Denim Première Vision.

Según Olearo, las personas que llevaban denim en los años sesenta y los que lo llevaron en los noventa tenían motivaciones diferentes, pero lo estaban usando igual. En quince años, sostiene el experto, la historia hablará sobre el denim desde una perspectiva diferente, pero aun así, el denim estará allí. “Puedes verlo con los de Levi’s”, asegura. “La marca tuvo dificultades en la década de 2000, pero como logró adaptar sus mensajes y entendió que tenía que jugar más con sus valores que simplemente comunicarse con sus productos e imagen, Levi´s ha conseguido renovar su éxito entre las nuevas generaciones”, explica el experto.

En el artículo en Harvard Business Review, Chip Berg explica que el primer hito del laboratorio Eureka fue relanzar el vaquero de mujer. “El negocio de nuestras mujeres había estado en declive, debido en parte al aumento del athleisure, apuntaba el directivo, quien confiesa  volverse loco cada vez que veía a mujeres en restaurantes con pantalones de yoga, cuando en denim se verían mucho mejor: “pero están eligiendo el deporte porque es más cómodo y le dije a nuestros diseñadores que teníamos que solucionar este problema”. “Desde aquel relanzamiento, el negocio de mujer ha experimentado once trimestres de crecimiento constante y las ventas han pasado de situarse por debajo de los 800 millones de dólares a superar los mil millones de dólares anuales”, afirma.

 

Industria particular

“El denim es diferente a todos los demás productos, es el rey”, defiende Gabriel Farías, experto en sourcing. Farías, afincado desde hace años en Honk Kong, sostiene que toda la cadena de valor de la industria del vaquero es particular, desde el aprovisionamiento a su red comercial y sus puntos de venta.Desde el punto de vista de la producción, el denim es la prenda que tiene una mayor complicación y la que implica un mayor número de procesos: su fabricación es, junto con la del calzado, la más compleja de la industria de la moda”, señala el experto. “Cuando haces sourcing en denim hay que dirigirse a factorías especializadas y conocer sus capacidades técnicas”, señala Farías.

De la misma opinión es Oliver Meca, consultor en sourcing. “El denim es un tipo de producto textil que necesita conocimiento y, en su caso concreto, no sólo técnico, sino también artístico”, explica. Las empresas especializadas en denim, por supuesto, cuentan con un equipo de expertos, pero no es habitual en los grupos de distribución multi producto.

“Todos los grupos quieren apostar por el denim, pero requiere tecnicismos y hay que saber resolver las dudas, sino acaba el proyecto en fracaso”, afirma. Meca es de la opinión que hay que conocerlo para poder dar respuestas rápidas y correctas a preguntas muy técnicas: “si un proveedor dice que puede hacer un lavado agresivo sobre un diez onzas, desconfía”. “Quien no tiene conocimientos técnicos puede decir, y hacer, cualquier barbaridad”, asegura.

Meca señala también, en una estrategia de sourcing en denim la opción de los especialistas no sólo es buena porque dan respuestas fiables, sino también porque son los que realmente innovan.

Pero durante años, el sector ha estado parado. “Justo antes de la crisis textil nosotros ya habíamos invertido en robots, en lásers e incluso en lavados ecológicos, pero todo esto se paró y dio un paso atrás cuando la producción se deslocalizó a Asia”, explica Juan González, de Capitan Denim. González asegura que la industria del denim ya era una de las más avanzadas antes de la crisis de modelo de la industria textil que se produjo a finales de los noventa.

El joven empresario es miembro de la segunda generación de la familia fundadora de esta empresa, cuyos orígenes se sitúan en 1973 y que actualmente es de las pocas fábricas de confección de vaqueros que permanece en España y probablemente la única que realice el ciclo completo, con lavados y acabados. Juan y sus hermanos José María y Otoniel tomaron el timón del negocio familiar, que mantiene una plantilla de cincuenta trabajadores, y cuyo core business continúa siendo la confección de vaqueros para terceros.

“Han sido diez años de travesía en el desierto, con meses en los que la fábrica llegó a estar parada”, explica González, quien señala que ahora aún hay pequeños parones, aunque el ritmo de producción es más fluido. El joven empresario prefiere no hablar de relocalización porque considera que este repunte, más que por un giro en las políticas de sourcing de las marcas, se debe a la desaparición de otros actores. Para sobrevivir a la crisis textil en Europa, la familia González lanzó su propia marca y continuó apostando por la diferenciación. “Competimos por valor, no podemos entrar en la guerra de precios porque tendríamos que ser precarios: luchamos con lo que tenemos, que es una producción local y un tejido sostenible”, señala el empresario.

 

No obstante, tras estos años de parón, los expertos coinciden que ha sido precisamente la industria del denim la que más innovaciones tecnológicas ha desarrollado en los últimos años con miras a sustituir procesos que hasta ahora eran manuales, además de ser perjudiciales para la salud de los trabajadores. Con la incorporación de la tecnología, la producción de denim es mucho más eficiente en el uso de recursos naturales y ha erradicado prácticas como el bleaching, el sandblásting, el stonewash o el spray de permanganato potásico.

“Puedes encontrar en el medio de Etiopía una fábrica de denim totalmente automatizada”, asegura Gabriel Farías. El experto en estrategias de aprovisionamiento sostiene que será este subsector de la moda de los pioneros en encarar la nueva etapa de la neo relocalización, donde la personalización será estratégica. Según Farías, la cadena del denim tiene ya un grado de automatización y digitalización que lo posiciona a la vanguardia del conjunto de la industria de la moda.

Hasta ahora, los retailers han comprado en lejanía, tanto prendas básicas como moda, pero el ecommerce ha cambiado estas reglas y ahora el aprovisionamiento cambia de nuevo su modelo apoyándose en la digitalización. La tecnología se orienta a dar mayor rapidez y flexibilidad en la cadena de suministro, con el objetivo de reducir al máximo los stocks. En este sentido, Farías considera que los básicos continuarán realizándose en lejanía, pero los acabados que sumen diseño y valor a la prenda, se ejecutarán en proximidad. “De Asia o África vendrá a los mercados de consumo un producto básico en modo precocinado, que se rematará lo más cerca posible de los centros logísticos para su distribución o de los puntos de venta, incluso dentro de los puntos de venta”, explica.

 

El denim también es, en la actualidad, el subsector de la moda que más ha avanzado en producto. Según Oliver Meca, son el resto de subsectores los que están realmente en punto muerto. “En el punto está todo aún por inventar; en plana, continúan utilizándose aún los mismos telares convencionales de calada, donde lo más complejo continúa siendo hacer un jacquard, pero, en cambio, al denim se le está dando mil vueltas”, afirma.

El director general de Denim Première Vision sostiene que el fast fashion o la moda deportiva, en definitiva, más allá de ser nuevos competidores para la industria del denim, son “generadores de oportunidades”. Según Olearo, cada vez hay más innovación tecnológica para mejorar los procesos creativos y de fabricación en la industria del denim, especialmente en lo que respecta a la sostenibilidad, como nuevas formas de lavar con menos agua gracias a la tecnología láser o los lavados con ozono.

En este sentido, el ejecutivo apunta que cada vez serán más habituales las colaboraciones entre marcas y proveedores industriales para integrar la tecnología en los productos de moda, y especialmente en los artículos de denim a través de dispositivos y tecnologías conectados. “Ejemplo de ello son las últimas colaboraciones que se han coordinado entre diferentes segmentos de las industrias de la moda o su cruce con otros sectores económicos, ya sea en materia de sostenibilidad o en el desarrollo de nuevos productos, como la chaqueta conectada hecha por Google y Levi’s”, apunta.

Nuevas compañías, nueva industria

“A pesar de no producir un artículo de lujo, la industria del denim tiene gran complejidad y es la única con una cadena de valor cuyos actores van todos cogidos de la mano, desde el tejedor, al confeccionista y al fabricante de maquinaria”, asegura Oliver Meca. La presión por la sostenibilidad ha forzado este vínculo, a la vez que ha contribuido a tecnificar la industria, sustituyendo con maquinaria de última generación procesos tradicionales y que hasta ahora se realizaban de manera manual. No sólo en denim, sino en el conjunto de la industria textil, la sostenibilidad está siendo el principal acelerador de la innovación en materias primas y procesos.

En septiembre de 2018, El Corte Inglés organizó la novena edición de Ecoencuentro, donde participaron el tejedor Evlox, el grupo de denim G-Star y el fabricante de tecnología Jeanologia. El denominador común de la jornada fue buscar una industria que redujera al mínimo su impacto medioambiental y se acercara hacia la circularidad.

La holandesa G-Star, por ejemplo, ha dado una nueva vuelta de tuerca a la sostenibilidad en busca del desarrollo de una industria circular. El pasado febrero, la empresa lanzó los vaqueros más sostenibles que permite la industria en la actualidad, elaborados en algodón orgánico, con una técnica de tintado en índigo lo más limpia posible y con botones eco (que evitan el uso de productos químicos, como la galvanoplástica). En el diseño de la prenda se eliminaron los remaches y las cremalleras porque son difíciles de reciclar una vez se desecha la pieza.

Para certificar todo el esfuerzo, G-Star sometió estos vaqueros a los estándares del Instituto de Innovación Cradle to Cradle, que le otorgó la calificación más alta. Para la elaboración de esta prenda, la compañía ha dedicado dos años en diseccionar cada uno de los procesos industriales de la cadena del denim y en aplicar en cada uno de ellos las mejores prácticas en sostenibilidad. El objetivo final es que estas prendas que hoy son vistas como una excentricidad en los próximos meses sean el nuevo normal de la industria.

En la jornada Ecoencuentro también participó María Blanes, directora de ID+i del Instituto Tecnológico de Innovación Textil (Aitex), quien apuntó que, a pesar de la buena dinámica que el sector textil lleva en sostenibilidad, “presenta una serie de limitaciones que sólo la innovación y la investigación pueden mejorar”. En este sentido, Blanes apuntó que el sector debe continuar haciendo hincapié en la creatividad, pero también avanzar hacia el diseño personalizado y la producción artesanal a pequeña escala.

En esta línea se encuentra el emprendedor catalán Franquesa. En 2012, Franquesa puso en marcha su propio negocio, Companion Denim, de vaqueros personalizados. “Los primeros años fueron de aprendizaje, de hacer pruebas, tenía experiencia en el diseño, pero no en la parte más física del negocio”, explica. Un año después, lanzó la marca y fue ampliando su equipo, que ahora componen siete personas. Companion Denim cuenta ahora con dos líneas, una de sastrería y otra de colección, que exporta a Suiza, Alemania, China y Taiwán. “Me muevo en un nicho muy pequeño, pero que crece”, asegura y señala que surgen numerosas marcas de denim, que trabajan el heritage, que buscan la imagen más raw, más clásica a través de maquinaria antigua y técnicas tradicionales de tintado, tejeduría y acabados.

Franquesa estudió diseño textil y moda, y explica que siempre tuvo interés por la moda y el denim, un sector al que se siente vinculado desde pequeño porque sus padres tenían una lavandería industrial que trabajaba para grandes grupos del sector, como Levi’s. “Tengo el denim en el ADN”, asegura. “Hay consumidores que son amantes del denim y que lo conocen y que están enganchados a él”, sostiene.

Esta es una prenda que hay que conocerla, que tiene una historia rica y compleja, que la entronca con los mineros, con la ropa de trabajo, de ruptura social y es símbolo de autenticidad, de subcultura”, señala Franquesa. Según el joven empresario, el denim, a diferencia de otras prendas, es un producto que tiene evolución histórica, que aporta mucho valor. “Una camiseta no tiene este poso”, apunta. “En el denim hay mucha simbología, sólo con el envejecimiento que se le dé a un tejido hay un reflejo de un tipo determinado de estilo de vida”, subraya.

 

La apuesta de Franquesa empieza a ser bastante habitual en el negocio del denim. El interés de las nuevas generaciones de consumidores por saber de dónde proceden las prendas está haciendo aflorar una serie de negocios que dos décadas atrás hubieran sido impensables. Companion Denim, así como otras compañías de costura en denim, beben de Momotaro Jeans, una marca japonesa fundada en 2006 en la localidad costera de Kojima y que se ha convertido en una firma de culto para los amantes del denim. Por unos momotaros pueden llegar a pagarse hasta 2.000 dólares, aunque su precio medio ronda los 300 dólares.

Como si se tratara de un buen vino, de estos vaqueros los entendidos en la materia aprecian, ante todo, el made in Japan. La quintaesencia del American way of life se paga a precio de oro cuando los japoneses elaboran el denim con telares antiguos y utilizando técnicas tradicionales para tintar el hilo con índigo. En esta misma línea se sitúan también otras marcas niponas como Kapital o Wharehouse. Momotaro es quizás la más popular de este segmento, que roza el lujo. La empresa cuenta ya con su propia red de tiendas en Japón y algunos establecimientos en Estados Unidos, en ciudades como Nueva York, Chicago, Seattle y Los Angeles.

De hecho, el conjunto del segmento premium, donde se alinean la mayoría de las marcas de denim del mundo, está focalizando toda la inversión en los acabados y en el diseño personalizado. Así, a pesar de que hay innovación en cada una de las fases de la cadena de valor, donde más se está pisando el acelerador es en la fase final, la de los acabados. Este último proceso, según explica el experto en sourcing Oliver Meca, es en la actualidad “la madre del cordero” de la industria del denim porque es la que une la industria con el consumidor y permite jugar la carta de la personalización.

Pepe Jeans fue uno de los pioneros en esta línea. A finales de 2013, la compañía puso en marcha su nuevo concepto de retail en la tienda que tiene en la calle Claudio Coello de Madrid e introdujo un sistema de customización de prendas vaqueras para clientes. Así, en la tienda, los clientes tienen a su disposición un experto en denim para elegir detalles y acabados para la prenda. Un año después, la empresa fue más allá e introdujo en el punto de venta la tecnología Nano Láser de Jeanologia para acentuar aún más la personalización de la prenda. Con este sistema, se lleva a tienda la pesada maquinaria de los acabados. De esta manera, el cliente selecciona un diseño y la máquina lo traspasa a la prenda en menos de un minuto. Otras marcas que han incorporado esta tecnología a sus puntos de venta son Armani Jeans, Brax o Puma.

Levi Strauss ha dado un paso más allá. Su laboratorio de innovación Eureka, al que la empresa estadounidense ha destinado en los últimos años gran parte de su presupuesto, ha sido el artífice de una transformación holística del conjunto del negocio del grupo. De la mano de la tecnológica española Jeanologia, la compañía ha puesto en marcha el Project FLX, que consiste en automatizar y digitalizar la fase final de su cadena de valor. Con su implantación, que el grupo espera completar en 2020, Levi Strauss tendrá una respuesta más rápida al mercado, a las tendencias e incluso podrá desarrollar productos exclusivos y personalizados.

Con Project FLX, el titán estadounidense del denim reemplaza técnicas manuales por otras automatizadas que aceleran el proceso. Se pasará de acabar un par de vaqueros en dos o tres horas a hacerlo en noventa segundos. Se desarrollan nuevas herramientas de diseño y de corte para que los diseñadores puedan trabajar en creaciones que envíen a los comercios en forma de archivos comerciales, y que sean fácilmente escalables para su producción en masa.

Este sistema también reduce los plazos del time to market de la industria del denim, de los más de seis meses actuales a tan sólo semanas o incluso días si se tiene un stock de prendas sin acabar en cercanía. Por último, en este sistema también entra en juego la sostenibilidad, al prescindir de miles de formulaciones químicas que son habituales en la industria. Por el momento, la compañía ha iniciado una prueba piloto del Project FLX con una serie de proveedores y retailers y espera irlo extendiendo en los próximos dos años.

El pasado agosto, el gigante estadounidense del denim puso en marcha en Los Angeles un pop up store con el que empezar a testar su proyecto de hacer escalable la personalización de los diseños en los vaqueros. La tienda, que ha permanecido abierta hasta el 15 de octubre, ha incorporado al establecimiento el nuevo sistema de acabado por láser con el que digitalizar el diseño y el desarrollo de acabados en denim. Se prevé que esta herramienta esté ya instalada en una selección de tiendas de Levi’s a partir de la primavera de 2019.

Al denim le ha costado más de una década reengancharse al ciclo de la moda. La innovación le ha servido de puntal para regresar a la primera plana y le viene por delante un futuro sin nubarrones. Sin embargo, en una industria que se renueva constantemente, los vaqueros deberán mantener el ritmo de cambio, creatividad, personalización y sostenibilidad que exige hoy el consumidor para continuar batiéndose en la arena de este negocio.

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Denim, la materia prima que define al producto

Asepri nombra nuevo presidente al director general de Paz Rodríguez

Asepri nombra nuevo presidente. La junta rectora de la Asociación Española de Artículos para la Infancia ha aprobado por unanimidad el nombramiento de Álvaro Rodríguez-Toubes, director general de la empresa gallega de moda infantil Paz Rodríguez.

Licenciado en Dirección y Administración de Empresas y MBA en IE Business School, Rodríguez-Toubes cuenta con quince años de experiencia en el desarrollo de negocios en el extranjero y liderando equipos de diseño, producción y ventas. El ejecutivo sustituye en el cargo a Javier Rodrigo, director general en Alas de Ícaro (Barcarola), quien ha ocupado la presidencia durante los dos últimos años.

Rodríguez-Toubes estará acompañado en este mandato por la vicepresidenta de puericultura, María Eugenia García Martín, de la empresa Micuna, y por el resto de miembros de la junta rectora, compuesta por representantes de los sectores de la moda infantil y de la puericultura. La junta rectora está representada por las empresas Alondra, Babidú, Babynow, DC Kids, Javilar, Miniland Baby, Nanos, Playtimyr, Tuc Tuc y Tutto Piccolo.

En el encuentro de ayer en el que se nombró al nuevo presidente, la junta directiva agradeció también a Rodrigo su trabajo y esfuerzo a la asociación. Rodríguez-Toubes, por su parte, destacó en la reunión la evolución positiva de Asepri en los últimos años. “Seguiremos trabajando por incrementar tanto en número como en volumen el negocio del textil empresarial español”, aseguró.

La agrupación empresarial, que cumplió el año pasado veinticinco años de recorrido, cuenta con 300 marcas de moda, puericultura y calzado entre sus asociados, con firmas como Cóndor, Chicco, Pablosky, Losan, Conguitos, Mayoral o Bóboli, entre otras. El pasado febrero, Asepri trasladó sus oficinas centrales en la capital valenciana, reubicándose en el número 8 de la plaza del Ayuntamiento.

La asociación, cuyo último hito ha sido la puesta en marcha de una plataforma b2b para la promoción de las empresas del sector, es miembro de la Confederación Europea de Puericultura, colabora de la Asociación de Empresas Innovadoras de la Infancia, de la secretaría general de Comercio Exterior, interlocutor en Icex e Ivace, además de miembro del comité ejecutivo de la industria de la moda, en el Ministerio de Industria, Energía y Comercio.

Los precios industriales del textil salen del estancamiento de agosto y crecen un 0,2% en septiembre

Los precios en el textil vuelven a cambiar de signo. El Índice de Precios Industriales (Ipri) del sector cerró septiembre con un aumento del 0,2%, tras el estancamiento registrado en agosto. La tendencia alcista contrastó con el Ipri de la confección, que encadenó su tercer mes consecutivo a la baja. 

La evolución de los precios de la industria de la moda estuvo alejada del Ipri general, que escaló un 5,2% en septiembre y acumuló ya ocho meses consecutivos al alza. Tras mantenerse estancados en enero, los precios en el conjunto de la industria española se han incrementado cada mes con más fuerza.

El Ipri de la confección cerró el noveno mes del año con una caída del 0,3%, que fue la mayor desde junio de 2014. En lo que va de año, los precios del sector han ido desacelerando su ritmo de crecimiento, pasando de elevarse un 0,9% en enero a finalizar junio en plano.

El calzado fue la única subindustria de la moda que se encareció en septiembre, con un avance de los precios del 0,5%, en línea con los dos meses anteriores. El Ipri del sector se mantiene al alza ininterrumpidamente desde septiembre de 2009 y ha sido siempre, salvo pequeños picos de la confección, el más inflacionista de la moda.

Por grupos más concretos de actividad, sólo tres sectores cerraron agosto con sus precios en descenso: la fabricación de tejidos textiles, con un retroceso del 0,4%; la confección de prendas de vestir (excepto peletería), que cayó también un 0,4%; y el acabado de textiles, cuyo Ipri descendió un 0,1%.  

En cambio, la preparación e hilado de fibras textiles y la confección de prendas de vestir de punto volvieron a ser los sectores más inflacionistas en septiembre, con alzas del 0,8% y del 0,7%, respectivamente. La fabricación de calzado fue el tercer grupo más inflacionista, encareciéndose un 0,5% en el noveno mes del año.

El empleo en la industria de la moda en España cae en el tercer trimestre a su mayor ritmo desde 2014

El empleo en la industria española se descuelga de la recuperación. Tras romper la pasada primavera cuatro años de crecimiento ininterrumpido, el número de ocupados en el textil, la confección y el calzado en el país marcó un desplome del 13,8% en el tercer trimestre, hasta 148.100 personas. Fue la mayor caída registrada por el empleo en el sector desde el cuatro trimestre de 2013, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El dato de ocupados en la moda española es ostensiblemente superior al de la afiliación media en el sector divulgado por la Seguridad Social. En concreto, según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, el sector finalizó el pasado septiembre con 137.193 trabajadores, un 0,8% más que un año atrás.

En términos absolutos, el tercer trimestre se saldó con 23.700 ocupados menos en el sector de la moda que un año atrás. La caída del empleo en la industria española arrancó la pasada primavera y vino precedida por dos trimestres con una paulatina desaceleración del crecimiento.

Entre octubre y diciembre de 2017, el empleo aminoró su ascenso hasta un solo dígito, elevándose un 7% respecto al mismo periodo del año anterior. En los cuatro trimestres anteriores, el número de ocupados se incrementó a doble dígito.

En el primer trimestre de 2018, la desaceleración del aumento del empleo en el textil, la confección y el calzado se hizo aún más palpable. El sector cerró el periodo con 174.300 trabajadores, sólo un 2,9% más, su ascenso más bajo desde 2015.

Por subsectores, el textil fue el único cuya plantilla se mantuvo al alza entre julio y septiembre, aunque el crecimiento perdió fuelle. El número de ocupados en esta actividad se incrementó un 1,9%, hasta 47.400 personas, frente al repunte del 14,9% marcado en el segundo trimestre.

La confección española, por su parte, finalizó el tercer trimestre con 48.100 trabajadores, un 18,2% menos que un año atrás. La caída fue mayor a la registrada entre abril y junio, que fue del 11% y puso fin a una racha alcista iniciada en el cuarto trimestre de 2015.

El desplome del empleo fue todavía más pronunciado en la industria del cuero y el calzado, que sumaba 52.600 ocupados en el tercer trimestre, un 20,9% menos. La caída fue la más intensa registrada desde el segundo trimestre de 2013.

La evolución del empleo en la industria de la moda contrastó con el conjunto de sectores de la economía española. La ocupación en el conjunto de sectores de actividad en España aumentó en 183.900 personas durante el tercer trimestre, hasta alcanzar 19,5 millones de ocupados, una cifra que no se lograba desde finales de 2008.

El dueño de Uniqlo señala a China como próximo motor de crecimiento

Tasdashi Yanai reflexiona sobre el futuro de Uniqlo. El fundador y actual presidente de Fast Retailing, matriz de la cadena, ha explicado que los esfuerzos de la empresa se centran ahora en crecer en el mercado asiático especialmente en la India, según WWD. “Es el único núcleo de crecimiento y motor del mundo”, subrayó el directivo sobre la región que va desde Japón hacia la India, y alberga a cuatro mil millones de personas.

El dueño de Uniqlo, que en abril confirmó que dejará la presidencia de la compañía en 2019, también ha reflexionado sobre quién será su sucesor. “Necesito elegir un líder y tomar esa decisión será uno de mis trabajos importantes”, explicó el directivo. Fast Retailing tiene más de cuarenta directores ejecutivos, de los cuales dos son hijos de Yanai, si bien el ejecutivo ya descartó que cualquiera de los dos sea su sucesor. 

En paralelo, Yanai también se manifestó sobre el impacto de la tecnología en la empresa y las iniciativas que está llevando a cabo. Fast Retailing se ha asociado recientemente con Google para trabajar sobre el big data. Además, el grupo también ha realizado una alianza con la compañía logística Daifuku para automatizar todos sus almacenes.  

Además, Yanai ha comentado la unión de Uniqlo con Alenxander Wang. Ambos grupos trabajarán conjuntamente, pero Yanai ha negado una posible inversión en la compañía estadounidense. “A menos que exista un ajuste cultural tremendo, no creo que esté dispuesto a seguir adelante con otras adquisiciones por el momento”, ha explicado.

El gigante japonés, tercer mayor grupo del mundo de distribución de moda, ha cerrado su último ejercicio (concluido el 31 de agosto) con un crecimiento del 14,4% hasta 2.130.060 millones de yenes (16.391 millones de euros)  y un alza en su beneficio del 29,8%, hasta 54.800 millones de yenes (1.191,2 millones de euros). La matriz de cadenas como Uniqlo, Comptoir des Cotonniers y J Brand, entre otras, ha acelerado así su crecimiento, frente a la subida de sólo el 4% del año anterior.

Interparfums mantiene el tipo gracias a Coach: eleva sus ventas un 4,1% hasta septiembre

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Interparfums mantiene el pulso gracias a Coach. El grupo de perfumería, licenciatario de varias marcas de lujo y premium, ha cerrado los nueve primeros meses de 2018 (finalizados 30 de septiembre) con unas ventas de 337,2 millones de euros, un 4,1% más que el mismo periodo del año anterior.

El grupo situó su negocio de fragancias en 335,6 millones de euros entre enero y septiembre de 2018, un 4,3% más. En tanto que, los ingresos de Rochas por royalties le permitieron a Interparfums añadir 1,6 millones de euros a su cuenta de resultados.

El repunte de las ventas del grupo se debe a la evolución de Coach. La facturación de la marca llegó a los 71,6 millones de euros hasta septiembre, lo que representa un crecimiento de 90% frente al mismo ejercicio del año pasado.

 

Karl Lagerfield y Boucheron también elevaron su cifra de negocio en los primeros nueve meses del año. En el caso de la primera, las ventas se situaron en 9,5 millones de dólares un 68% más, mientras que la facturación de Boucheron ascendió a 15 millones de euros, un 7% más.

En cambio, las otras marcas de Interparfums retrocedieron entre enero y septiembre de 2018. Las ventas de Jimmy Choo descendieron un 9%, hasta 71,6 millones de euros, mientras que las de Montblanc cayeron un 5%, ubicándose en los 84 millones de euros.

Lanvin situó su facturación en 44,9 millones de euros, lo que representa un descenso de 4%, respecto a los 47 millones registrados en los primeros nueve meses del ejercicio anterior. Las ventas de Rochas disminuyeron un 12%, hasta 23,2 millones de euros. Van Cleef&Arpels, por su parte, desplomó su facturación un 25% hasta 10,2 millones de euros.

Timberland apuesta por el diseño y nombra a su primer director creativo

Timberland apuesta por el diseño. La cadena estadounidense, propiedad del grupo VF Corporation, ha incorporado al diseñador británico Christopher Raeburn a su equipo. Raeburn trabajará como director creativo de todos los departamentos de la compañía, incluyendo calzado.  

Raeburn, especializado en diseñar prendas con materiales sostenibles, ya colaboró con Timberland en una colección cápsula a principios de septiembre. “Christopher es reconocido en todo el mundo por su ética de diseño responsable e inteligente y su respeto por el medio ambiente, y queremos aprovechar eso”, ha explicado Jim Pisani, presidente de la marca.

Este fichaje se enmarca dentro del proceso de reestructuración que atraviesa VF Corporation. La compañía se ha ido deshaciendo de algunas de sus marcas para centrar su negocio en las empresas que le aportan mayores ganancias como Vans, Timberland o The North Face. De hecho, el grupo creó el pasado agosto un spin off con su división de denim.

VF Corporation finalizó el ejercicio 2017 con ventas de 11.736 millones de

dólares (9.403 millones de euros), un 7% más. En cambio, el beneficio de la compañía experimentó un fuerte descenso, del 43%, hasta 614,9 millones de dólares (493 millones de euros).

Moncler crece un 18% hasta septiembre impulsada por Asia

Moncler mantiene su senda alcista. La compañía italiana, especializada en ropa de abrigo, finalizó los nueve primeros meses del año (cerrados el pasado 30 de septiembre) con unas ventas de 872,6 millones de euros, lo que representa un alza de 18% frente al mismo periodo del año anterior.

La empresa mantuvo el crecimiento a doble dígito en todos los mercados, salvo en Italia. De hecho, la zona de Asia y el resto del mundo se consolidó como el principal motor de su economía. La facturación de la compañía en esa área llegó a 339 millones de euros, lo que representa un aumento de 32% respecto al periodo comprendido entre enero y septiembre del año anterior.

Moncler también demostró su potencial en la zona Europa, Oriente Próximo y Asia (Emea), excluyendo a Italia, donde, hasta septiembre, situó su facturación en 272,4 millones de euros, registrando un alza de 13% frente a los nueve primeros meses de 2017.

Además, la facturación de la compañía en América se incrementó un 10%, alcanzando los 138,2 millones de euros, mientras que, en su mercado local, el aumento fue tan sólo de 8%, hasta los 122,8 millones de euros.

El 68,4% de los ingresos de la compañía provino de su red de retail, que facturó 597,2 millones de euros entre enero y septiembre. La cifra es un 25% más alta que la que se registró en el mismo periodo de hace un año atrás.  En cambio, las ventas en wholesale evolucionaron de manera más moderada, creciendo un 6%, hasta situarse en los 275,2 millones de euros.

A 30 de septiembre de 2018, Moncler finalizó con una red de 214 tiendas propias, trece más que las que tenía el 31 de diciembre de 2017. En el tercer trimestre del año, la empresa puso en marcha su flagship en Nueva York.

Puma continúa su maratón: eleva sus ventas un 10% y gana un 32% más en los nueve primeros meses

Puma continúa avanzando a doble dígito. El grupo alemán de moda deportiva finalizó los nueve primeros meses con un incremento del 10,5% en las ventas, mientras que el beneficio neto se disparó un 31,7% respecto al mismo periodo del año pasado. Tras la buena evolución, el grupo ha elevado sus previsiones para el conjunto del ejercicio.

En concreto, la facturación de Puma entre enero y septiembre alcanzó 3.422 millones de euros, frente a los 3.095,6 millones del mismo periodo de 2017. Por regiones, Europa, Oriente Próximo y África se mantuvieron como el principal mercado para la empresa, con ventas de 1.425 millones, un 9,8% más.

Asia-Pacífico fue la región en la que Puma creció con mayor fuerza, anotando un alza del 19% en sus ingresos, hasta 857,5 millones de euros. En América, la compañía elevó su cifra de negocio un 5,7%, hasta 1.139,4 millones.

Por categorías de producto, la facturación de Puma mediante calzado se situó en 1.649,7 millones de euros, un 9,5% más, mientras que los ingresos por prendas de vestir alcanzaron 1.196,4 millones de euros, un 13,6% más. Los accesorios coparon el 16,8% de la cifra de negocio con 575,8 millones de euros, un 7,5% al alza respecto a los nueve primeros meses de 2017.

Tras el crecimiento registrado hasta septiembre, Puma ha revisado al alza sus previsiones para el conjunto del año. En concreto, el grupo alemán espera que su cifra de negocio crezca entre un 14% y un 16% a tipos de cambio constantes, mientras que el resultado bruto de explotación (ebit) se situará entre 325 millones y 335 millones de euros.

Camboya eleva sus exportaciones de ropa un 11% hasta junio a las puertas de perder sus preferencias arancelarias

Camboya mantiene al alza sus ventas al exterior. El país asiático impulsó sus exportaciones de ropa hasta los 3.200 millones de dólares (2.801,6 millones de euros) en el primer semestre del año, lo que representa un crecimiento de 10,7% respecto al mismo periodo del año anterior.

El incremento se ha producido justo en el momento en que la Comisión Europea lleva adelante el proceso para retirar a Camboya del programa de preferencias comercial Todo menos armas (EBA, en sus siglas en inglés). Europa cuestiona la manera en que se realizaron las elecciones del pasado julio en Camboya, cuyos resultados perpetuaron a Hun Sen como primer ministro, a pesar de que lleva 33 años en el cargo.

Entre enero y julio de 2018, las exportaciones de prendas de vestir de Camboya a la Unión Europea ascendieron a 1.900 millones de dólares (1.663,4 millones de euros), un 6% más que en el primer semestre de 2017, según Reuters.

En cambio, las ventas de ropa producida en el país asiático a Estados Unidos evolucionaron a doble dígito, hasta situarse en 1.000 millones de dólares (875,5 millones de euros), lo que equivale a un crecimiento de 16,4%.

La industria de la confección es la que genera más puestos de trabajo en Camboya, y sus exportaciones generan el 40 % de las divisas que alimentan la economía del país localizado en el Sudeste Asiático.

La Asociación de Fabricantes de Prendas de Vestir de Camboya (Gmac, por sus siglas en inglés) ha señalado que las exportaciones del sector para el resto de 2018 seguirán siendo sólidas, gracias a los pedidos recibidos en agosto y septiembre, cuando aún no había noticias sobre el proceso abierto por la Comisión Europea.

Camboya es uno de los principales países beneficiarios del programa EBA, que permite a los países menos desarrollados exportar a la Unión Europea con arancel cero. Sin embargo, estas preferencias comerciales pueden retirarse de manera temporal si se determinan violaciones de los derechos humanos y laborales.

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